Por
Ricardo Rojas Vicioso.
La
Dirección Central Antinarcóticos de la Policía Nacional (DICAN) ha sido objeto
de un gran escándalo luego que se filtrara la información que un grupo de sus
miembros comercializaron, una millonaria
cantidad de cocaína que habían sido
incautadas previamente.
Al
conocerse la noticia inmediatamente se generó un avispero, que pedía la cabeza,
no sólo del director el coronel Carlos Fernándo Valerio si no que también, exigían
la del jefe de la Policía Nacional mayor general Manuel Castro Castillo.
Al
Dican, fui en una ocasión, cuando la
dirigía el profesional general abogado Nelson Rosario un hombre que las
posiciones que el mando le ha llevado ha dejado huellas muy positiva de su
paso.
La
Relaciones Públicas de la Jefatura fue una de las funciones donde Rosario dio
demostraciones de mucha profesionalidad, y capacidad.
En
la DICAN como en las funciones que les antecedieron, hizo lo propio un encomiable
trabajo donde nunca se generó hasta donde sepa, ninguna novedad negativa, y menos que pusiera
en vergüenza, ni tela de juicio esa dirección, ni tan poco la institución a la
que dignamente pertenece y representa con ese uniforme.
La
diferencia de la funcionalidad, y el éxito de estos organismos radica en su
recursos humanos, especialmente a quienes pongan a dirigir, y no está el
problema en el organismo.
Ahora
en vista de los acontecimientos recientes de la DICAN, donde los
interrogatorios preliminares realizados a los miembros actuantes en operativos,
relacionados con la comercialización de cocaína, que les dejó beneficios
millonarios se grita que esa dirección, sea desmantelada.
Pero,
¿es culpa de la DICAN lo que sucedió? A
pesar de que en sus inicios, sucedió algo parecido, a los acontecimientos, que
nos ocupan ahora, pienso que no debe desaparecer.
Siempre
existirá alguien que se deje cautivar por el dinero, y son gajes del oficio de
combatir el flagelo de la droga, ocurrirán fenómenos de mayor o menor magnitud;
pero eso debe provocar más que desmantelarla, hacer una re- ingeniería.
Los
responsables de este tipo de situaciones, responden, a la falta de seguimiento
a los miembros subalternos, y a la pobre o nula supervisión de sus superiores.
Y el contubernio de fiscales que como representantes del ministerio públicos
tenían, la misión de supervisar que las cosas se desarrollarán conforme a la
ley, lo que no hicieron.
Las
instituciones se piensan, construyen con fines específicos que siempre tratan
de hacerlas más funcional, y efectivas para la lucha contra objetivos definidos
, y el crimen, pero especialmente perseguir a los que violan las leyes.
El
que funcionen de la forma como han sido pensadas, creadas y se necesita constituye una
responsabilidad exclusiva de sus directores y autoridades.
Sobre
ellos recae toda la responsabilidad como
dueños del mando, con los privilegios, beneficios y asimismo
complicaciones que tienen y acarrea.
Colocar
personas con poca capacidad, o carente de un carácter preciso para combatir el
delito o débil para resistir los recursos millonarios, que provocan tantas
tentaciones, es lo que lleva a la disfuncionalidad de los mismos.
No
creo que la DICAN deba desaparecer, pero se podría mejorar su desempeño, y
hacerla como la DNCD un organismo mixto donde también puedan trabajar miembros
de las Fuerzas Armadas, siempre en coordinación con la DNCD y un debido proceso
de supervisión, y fiscalización del accionar de sus miembros desde los
alistados hasta los oficiales superiores responsables de la toma de decisión de
alto mando.
Bien
podría ser convertida en un Cuerpo Especializado donde se ingrese personal, y
se capaciten para esa labor de perseguir y destruir el microtràfico.
La
persecución de los delitos ligados a la comercialización de sustancias
controladas, siempre tendrá sus efectos tentadores, ya que es una labor que
genera beneficios millonarios, y es por eso que se debe mantener una
supervisión, y fiscalización permanente.
El
desmantelamiento de la DICAN puede
favorecer mucho al microtràfico, ya que quizás, como en estos momentos esa
tregua, le da un espacio muy cómodo para que el crimen, puedan desarrollar su
labor y pescar en medio de este mar revuelto.
Es
muy penoso, vergonzoso lo ocurrido en la DICAN y el mencionar a personas de la
capacidad y preparación profesional del coronel Valerio a quien conozco desde
hace más de diez años, es muy doloroso
Sobre
todo qué el narcotráfico logre comprar o tentar piezas claves preparadas y
pensadas para su combate, no deja con un sentimiento de mucha preocupación, y
más que pensar que el mal está ganando la batalla debemos levantarnos, recomponer
las fuerzas, fortalecer las tropas y continuar hasta la batalla final.
Lo
ocurrido debe llevar a someter a la DICAN a un profundo proceso de depuración
de los miembros existentes y los que entrarán en el futuro, y sobre todo darle
seguimiento a su labor hasta conseguir que se realice el trabajo de forma
efectiva en las áreas de responsabilidad y expulsar, apresar y llevar a la
justicia a las personas que intervienen en ese ilegal negocio.
La
Sociedad necesita al DICAN, a la DNCD y todas las instituciones, direcciones,
cuerpos especializados, cuya función es mantener una lucha constante con el
crimen organizado, pero dentro de ellas debemos tener a miembros con un carácter,
honestidad y perfil idóneo, para no dejarse arrastrar, comprar y tentar con los
recursos millonarios que esa actividad delictiva genera.
La
DICAN debe ser fortalecida, hacerla efectiva y funcional con recursos humanos eficientes
que los hay para esa importante y necesaria labor, de limpieza del microtràfico
en las calles, que salvará a nuestros jóvenes de no caer en el vicio.
Finalmente se debe realizar una investigación precisa, para localizar
los verdaderos responsables, de lo ocurrido, sin importar el rango o
función, y castigarlos de forma ejemplar
con todo el peso de la ley, para
disuadir y desmotivar que vuelva a pasar en el futuro hechos tan reprochables.
Pero la DICAN debe mantenerse y fortalecerse por el bien de la sociedad
dominicana
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